Avistaje de distintas especies de aves en las Altas Cumbres con un guía muy especial
En el refugio del “Gaucho” Noel sobre la ruta 34, en plena Pampa de Achala, se pueden observar cóndores casi al alcance de la mano. También águilas moras, jotes de cabeza negra y roja, caranchos y otras aves.
El “Gaucho” Noel tiene, obviamente, barba blanca y ojos azules. Viajar con él unos pocos kilómetros en su 4x4 pueden cambiar la perspectiva, no solo de una excursión de avistaje de aves sino también de la vida misma. Daniel Casañas, el “Gaucho”, con sus 78 años es el guía “más antiguo” habilitado por la Agencia Córdoba Turismo, se define orgulloso como “un viejo feliz” y argumenta: “Me pasaron muchas cosas en la vida, pero le busqué la vuelta y acá estoy, disfrutando de lo que hago; solamente pido dos añitos más y estoy conforme”. En su currículo figura haber representado en su juventud a la Argentina en competencias internacionales de atletismo y nado en aguas abiertas; psicólogo del deporte; guía de turismo alternativo; Papá Gaucho Noel, y aunque esa es otra historia, lo define como una persona muy solidaria.
Vinimos a ver cóndores
La ronda de mate amargo se prolonga hasta que el Gaucho dice “es la hora”, agarra un palo lustrado que hace las veces de bastón de trekking y encabeza una corta caminata. En el sendero, al principio ancho y bien marcado, hay muchas ovejas y algunos caballos, luego se hace angosto entre piedras y arbustos, pero no tiene ninguna dificultad. Después de unos 20 minutos se llega hasta un sector elevado desde donde se puede ver la ruta de las Altas Cumbres llena de autos que entran y salen del Valle de Traslasierra.
El guía nos ubica, nos pide silencio y quietud. Si bien esta zona es uno de los lugares de alimentación de los cóndores en su camino diario hacia la Quebrada del Condorito, ningún avistaje está garantizado en la naturaleza. Un águila mora observa desde una saliente rocosa y varios caranchos se pelean por los restos de algo. La espera parece tener fin cuando una silueta se recorta sobre el cielo azul y hacia allí apuntan las cámaras, pero el Gaucho corta en seco la excitación: “es un jote cabeza roja”.
El guía aprovecha la confusión para contar que, hasta los seis años, un cóndor es juvenil y su color es pardo; los adultos tienen plumaje negro y se distinguen de otras aves por su tamaño y el característico collar blanco. Los machos suman una cresta roja. Otro dato para identificarlos en vuelo es la terminación de sus alas en forma de abanico.
Como si se tratara de un show coordinado, antes de que el Gaucho terminara la presentación, los primeros cóndores aparecen planeando a lo lejos pero el enorme tamaño, más de tres metros de punta a punta de las alas, no los deja pasar desapercibidos. Un juvenil pasa cerca; y otro; y otro; y los adultos también se acercan, tanto que se alcanza a escuchar el “silbido” de su vuelo que corta el aire y proyecta una gran sombra en el piso desparejo de las sierras.
El espectáculo está en el cielo y en la tierra, el Gaucho Noel amplía su eterna sonrisa y sus ojitos escondidos debajo del sombrero verde oliva parecen brillar más. Mira al cielo, abre los brazos y agradece a la Pachamama.
La nota es gracias a de Voy de Viaje:
https://www.voydeviaje.com.ar/cordoba/el-condor-pasa-muy-cerca/